LA VEGETARIANA OCIOSA: SUBIDA AL OCEJÓN DESDE MAJAELRAYO

El 2 de Junio estuvimos con la gente de Veggierunner en la mediamaratón de montaña del Ocejón.

¿Qué es lo que hace un veggierunner?

Correr, mayormente, y reponer fuerzas comiendo cosas que no han gritado antes. “Veggie” viene de vegetariano, y “runner” pues eso.

El ataque vegeta al fin de semana en el que se celebraba la media maratón del Ocejón estaba formado por tres frentes, el ciclista, el senderista y el corredor.

El ciclista estuvo formado por Javi y Juan, que llegaron frescos como lechugas de la semana pasada, ya que hacía bastante calor, la verdad.

Después de los saludos de rigor, se encerraron todos los miembros de Veggierunners en un local con unas cervezas y raciones de patatas fritas, para contarse batallitas y para hidratarse antes de la carrera. Lo llamaron “celebrar una asamblea”.

Mientras tanto, Edu y yo que no somos del club, nos fuimos a buscar un lugar apartado donde plantar la tienda. A la vuelta, más o menos sobre las dos, se celebró la I Gran Fiesta de la Ensalada de pasta y Bocadillo de Seitán (siempre hay alguien que desentona). Estaban todas muy ricas y, vistos los resultados, fueron muy nutritivas.

A eso de las 15.15 nos fuimos los Edu, luis y yo, caminito de la cumbre. Salimos de Majaelrayo sobre las 15.30, con tiempo para llegar a la cima antes que los corredores y poder hacerles unas fotos, animarles y, si se terciaba, poner la zancadilla a los que llegaran antes que nuestros veggies.

Llegamos a la cima del Ocejón a las 17.30 más o menos, así que nos dio tiempo a confraternizar con los organizadores, a deleitarnos con el sonido relajante e inspirador de los dulzaineros y a reponer fuerzas.

En fin, que después de preguntarnos durante un buen rato qué oscuros motivos puede tener una persona joven y sana para querer aprender a tocar la dulzaina y subirla a 2100 metros para espantar a la fauna, comenzaron a llegar los primeros corredores.

No hubo muchas sorpresas. El primero fue el que llegó en primer lugar, como suele suceder, y en segundo lugar, aunque no lo teníamos muy claro, llegó el segundo. El tercero, por fin, llevaba puesta una camiseta amarilla y rastas. Javi llegó a la cima el tercero, y el tercero llegó a la meta, consiguiendo que todos nos sintiéramos muy orgullosos y muy contentos, tanto por él como por dejar tan alto el pabellón vegeta.

Durante la bajada, al ritmo de “Paquito el Chocolatero”, fuimos sacando fotografías al resto de los corredores con los que nos cruzábamos, y todos mostraban una sonrisa espléndida.

Una vez llegamos a Majaelrayo, hicimos tiempo tomando una cerveza para darles tiempo a todos a llegar a la meta. También porque estábamos cansados, pero eso era secundario.

A mitad de bajada nos habíamos tomado otra con los organizadores, porque la opción senderista también tiene sus ventajas.

Por la noche, la organización nos deleitó con una barra bien atendida en la que te servían cerveza fresquita con pinchos veganos (¡increíble!) y una estupenda paella vegetariana, que entre todos completamos con una botella de vino, humus casero, un montón de pan, y galletitas que decían que eran caseras pero que ponía “Made In Taiwan” en la bolsa.

Y eso fue más o menos todo. Nosotros nos fuimos a dormir a eso de las dos de la mañana. La música, desde nuestra tienda, apenas se escuchaba y dormimos bastante bien. Otros, como Fabricio y Rubén, en vez de dormir se dedicaron a escuchar las conversaciones de la gente que se charlaba en voz alta en la intimidad de la tienda de campaña, hasta altas horas de la madrugada. ¡Qué desfachatez!

Después de disfrutar del desayuno que se trabajaron los que habían dormido bajo techo, y con gran dolor de nuestro corazón, nos despedimos hasta la próxima.