Para ir al refugio del Cap de Rec, puedes ir por una pista y subir la Tossa Plana, o ir por el camino “marcado” para la ruta.
Como la Tossa no parecía que nos fuera a ofrecer algo diferente al Perafita y el camino por pista no parecía tan interesante, optamos por la opción “normal” de la ruta, que no llega a 12 km y 250 m de desnivel positivo, es decir, un pequeño paseo para disfrutar y tomárselo con calma.
Bueno, con calma y con un mapa, porque hay un cruce en el que las marcas azules de la ruta se mezclan con las marcas azules que se usan allí para marcar los árboles de cara a la tala del otoño, es decir, una risa si no te estudias el mapa y vas atento. No está hecho a propósito, pero cuando te encuentras las marcas mezcladas parece que te están tomando el pelo.
No es una ruta tan alpina como la del día anterior, hay un tramo de carretera y todo, pero en general está muy bien y cruzas un tramo de arroyo donde puedes parar a refrescarte y remojarte un poco.
Justo ahí es donde nos perdimos siguiendo las marcas azules, si os entran dudas, hay que cruzar y subir hacia la izquierda.
Ya en el refugio, que es un pequeño ”hotel” al que llega la carretera, el chico que nos atiende nos dice que no tiene nada preparado para darnos de cena a los vegetarianos, que no lo tenían apuntado. Horrrooooorrrr
TRINXAT. Repollo con patata buenísismo. |
Después del susto y el cabreo inicial, resultó que el responsable sí lo tenía previsto y cenamos bastante bien.
El refugio está estupendamente, y cenamos muy bien
Estuvimos charlando un rato con el dueño del Cap de Rec y nos enteramos de que la organización de la ruta les cobra a los refugios por cada senderista que hace la ruta a través de la organización, es decir, los treinta y pico euros que pagas por el “forfait”, la camiseta y demás, no les redunda a los refugios beneficio, sino al contrario. Parece que no somos los primeros que nos quejamos de la señalización de la ruta.
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