martes, 10 de julio de 2012

LLUIS ESTASEN – EL GRESOLET

LLUIS ESTASEN – EL GRESOLET
NOTA IMPORTANTE: Esto NO es una descripción de la ruta ni una guía útil para aventurarse a recorrer los Cavalls del Vent. Si quieres datos técnicos busca en la página web oficial o en alguno de los muchos foros que hablan de la ruta. Esto es, simplemente, cómo me lo he pasado yo.
 29 de junio, ¡Ultimo día de Cavalls del Vent! La que suscribe se levantó con el estómago fatal. Jesús, el guarda, le preparó una manzanilla para desayunar, y luego le dio otra en una botellita de plástico para la ruta… ¡Qué majo! Ahí le perdonamos con creces el despiste del queso, jeje.
¡A caminar! Nos despedimos de Juan Carlos y Paula, y de Héctor y Oihane, porque nosotros dos con Alba y Jordi íbamos a subir el Comabona y ellos ya lo habían subido. Con estas cosas pasa como con una película de detectives, que si te sabes el final, a veces no quieres repetir.
Lo de abajo es el refugio

Subimos al Pas dels Gosolans, así como todo recto y para arriba, y nos desviamos para subir al Comabunga, anteriormente conocido como Comabona. Las vistas son impresionantes, y están dominadas por una cara poco habitual del Pedraforca.



Al fondo el Pedraforca

Bajamos, nos perdimos un poco a pesar de llevar un mapa y dos GPS (ejem, ejem), y llegamos después de una bajada larga al refu del Lluis Estasen. Parada y fonda. Bocata vegetal y Acuarius a tutiplén. Desde ahí, la bajada hasta el Gresolet fue empinada, muy bonita y frondosa, y sobre todo empinada. Acentuada. Cuesta abajo, vertical….


Que había que bajar con cuidadín para no poner el culo en el suelo, vaya.

Entre Lluis Estasen y Gresolet estaba todo asi de verde.
Llegamos a Gresolet, fotos de rigor, abrazos de fin de ruta, despedida de los compis, recogida de camisetas, gorras y diplomas… No hicimos fotos de la cena, estábamos cansados y hambrientos y habíamos dejado la cámara en la mochila, pero fueron unos macarrones estupendos y unas alubias salteadas con orégano, ricas ricas.

Nos pasó otra cosa curiosa.

Nos hemos encontrado con mucha gente que va a la montaña a "hacer tiempos", a correr y a superar marcas, en actitudes que nos parecen algo irreflexivas. En fin, recuerdo algún artículo en el que leía las críticas que recibió Messner en su día por hacer las cosas de una forma diferente, por enfrentarse a la montaña en condiciones que tachaban de suicidas o simplemente de inadecuadas, así que será algo subjetivo, pero…

Cenamos en el Gresolet con tres chavales que se iban a hacer la ruta en dos días. Uno llevaba zapatillas deportivas porque se había olvidado el calzado que había preparado para la ruta. Entre los tres llevaban un frontal. Ninguno llevaba mapa, aunque uno tenía un GPS de muñeca. Sin traks. "Estamos entrenados", decían, "hacemos esto una vez al año, pero de fuerza estamos entrenados".

Esta ruta transcurre por cotas bajas y no tiene pasos delicados. Como mucho, pensábamos, les pillaría la noche y se fastidiarían un poco, pero no les ocurriría nada grave. En fin, esperamos que la montaña les enseñe su cara menos amable y aprendan a respetarla antes de que se metan en un berenjenal más complicado o de que se ganen el “PREMIO DARWIN” del año dejando que la selección natural siga su curso

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